Circo Romano

Allí estaba yo, en medio del circo, mientras divertidos los nobles me desvestian con la mirada, ataviada con un simple vestido de raso plateado y transparente, recuerdo el sol cegador del medio dia y el bullicio de las gentes ignorantes clamando mi sangre, mi señor me exibe a las gentes del lugar, me compró en un mercado, donde todo se puede comprar y vender, incluso el alma. me libera de mi cadena y me dice, ve y pelea.


Al otro lado de la plaza se alza un campeon, no es un hombre musculoso, pero es fuerte y en la mirada veo la misma desesperacion que siento yo, pero nada más. Los gritos aumentan, a mis pies una simple espada, quizas demasiado pesada para mi, me agacho con sumo cuidado y me protejo del sol sin dar la espalda a mi enemigo, el me mira con sus profundos ojos como agua de mar, y me echo a temblar por un segundo vacilo, pierdo el mundo de vista y dejo de oir al gran público, recupero el sentido de todo y siento como la drenalina sale por cada poro de mi piel siento el olor de la tierra y un hormigueo en los pies descalzos contra el ardiente suelo que me quema los pies y siento como se van llagando.


El se pone en posicion de ataque lleva un escudo y una lanza como los heroes, un corcel blanco le es entregado, mi mision luchar contra el caballero de la lanza, las puertas estan abiertas, podria huir pero seria en vano, seguramente me reprenderian o matarian al acto pero entonces el espectaculo seria desastroso. El caballo corre en mi direccion e intento esquivar al caballero de los ojos de mar pero en vez de atravesarme con la lanza recoge mi cuerpo como si fuera la pluma d eun escritor y me lleva con el ante la mirada del público, el cesar me traspasa con la mirada consternado con su fiel gladiador.


El espectaculo parece terminado fuera en las calles no hay nadie.


Una vez más he conseguido burlar a la muerte y cierro los ojos.


Al despertar alli esta el observandome curioso, su cabello es largo y algo enmarañado, ha atado su caballo aun joven roble. Me dirijo a el un poco molesta - Eso que acabas de hacer es un delito, has robado un esclavo.- mientras me aparto algo incomoda por el cambio de expresion en su cara.

- Tu estas metida en este lio tanto como yo, creeran que nos fugamos.- Afirmó seguro de si mismo.

Se abalanza sobre mi y me besa, no le niego al fin y al cabo ahora es mi señor ...

El destino esta sellado y caere junto con el.